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miércoles, 9 de noviembre de 2011

DE MALA LECHE

          Hay cosillas que me ponen de mal humor. Como que pierda mi equipo, le roben el partido o que para rematar, la afición del equipo contrario se alegre de nuestra derrota. Pero, como digo, esto son cosillas de poca importancia. No es mal de muchos, nos pasa sólo a los forofos recalcitrantes algunos lunes del año y es pasajero.
          Hay otras cosas que me molestan más, como las injusticias sociales, la pobreza de solemnidad y el hambre en el mundo. Esto nos corroe a muchos más. Pero también nos dura poco, un telediario más o menos y si coincide con el de la comida, ni eso. Hacemos un mohín de desagrado al ver a chiquillos famélicos rodeados de moscas, pero acto seguido tiramos algún alimento porque no es de nuestro agrado. La empatía crece cuando el hambre se atrinchera en países lejanos, pero nos hace mirar hacia otro lado cuando convive con nosotros. Es vergonzoso, pero nos pasa en general a muchos.
          Pero hay una cosa que me pone de muy mala leche. Que me quiten los sueños y lo que no son sueños; que me roben las ilusiones y me las disfracen de falsas esperanzas; que me atraquen a mano armada con guantes blancos, pero sin pistolas, con hipócritas sonrisas; que se rían en mis narices, mientras congelan los salarios, suben los impuestos, asegurando que es necesario apretarse el cinturón y que unos pocos recortes serán eficaces, mientras unos cuantos añaden ceros a sus nóminas, como quien no quiere la cosa; que con semblantes taciturnos de "yo no fui" y con trajes de seis mil euros el metro, nos prometan que las cosas van a cambiar por arte de birlibirloque de la noche a la mañana; que por enésima vez me pidan confianza, cuando esa palabra ni siquiera entra en su vocabulario; que continuen desoyendo las ágrias voces de cientos, miles de parados y sigan prometiendo nuevos puestos de trabajo que nunca llegan...
          A estas alturas imagino que estáis a punto de hervir. Desgraciadamente, esto si nos pasa a todos.
          Rajoy y Rubalcaba. Rubalcaba y Rajoy y detrás todos sus séquitos, los secuaces y los contrarios, que al amparo de otras siglas se disfrazan, por quince días, de amiguetes y nos la metan doblada, para después decirnos que la virgen se llama Juana.
          Y durante esos quince días a vueltas con la imagen, que si las barbas recortadas, que si el traje y la camisa azul, que si las corbatas de esta manera... ¡Qué barbaridad! Esta pareja no da buena imagen ni con las mejores corbatas de Carralcal, porque de donde no hay, no se puede sacar, por mucho que se empeñen. Además de sinvergüenzas son feos a morir.
           Bueno, pues aquí me teneís de muy mala leche. Se me ha ocurrido que como la leche es blanca, mi voto también será blanco, para que sus mentes negras dejen nuestro futuro por lo menos en un tono gris, que siempre será mejor que el negro.