Volver a verte. Cada nuevo amanecer poderte tocar, mimarte con una sonrisa, acariciar tu rostro suave, que la lisura de tu pelo se mezcle entre mis dedos. Que tus ojos azules se aclaren a medida que la luz les llega, que se ilumine mi rostro soñoliento con la calidez de tus palabras, que me regales un "buenos días, bichejo" y sienta tus besos calientes en mi boca reseca. Que todo se vuelva hermoso, aunque sea un nuevo día oscuro.
Volver a sonreírte. En cada desayuno compartido. Que cada elogio que me brindes, me sirva de amuleto para afrontar un nuevo día, cargado de lo que suelen llevar los días iguales: trabajo, sorpresas y sorpresotas... Que cada sorbo de café con leche me sepa a néctar de dioses, gracias a tus escasas sonrisas, pero llenas de vida.
Volver a besarte. En cada despedida, cada uno para un lado y volver a recibir tus palabras de ánimo, "venga, que tu puedes" y decirme al oído, con tono como de misterio: "¿te he dicho hoy que eres lo que más quiero?". Y besarme la punta de la nariz y mordisquearla con suavidad y volverme a quejar como cada día y reñirte sonriendo, "quita, quita, que me vas a dejar marca", deseando y suplicando por lo bajines, que no se te ocurra dejar de hacerlo, pues me moriría si me faltase algún día.
Volver a reencontrarnos. A contarnos los chascarrillos del día. Según camina la tarde, hacer un nuevo recorrido, por nuestros cuerpos, siempre hay recodos por descubrir. Amarnos como si fuera la primera vez, con la misma pasión de unos quinceañeros, con la misma inexperiencia de los principiantes.
Volver. Siempre volver a estar contigo. Compartir. Tener nuestros secretos. Discutir. Perdonar. Sonreír. Reír a carcajadas. Disfrutar. Mirarte. Descubrirte. Sentirte amigo y compañero. Amarte, una vez más. Quererte, mil veces más.
Soñarte.
Volver, siempre volver contigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario