Me gusta tu sonrisa cálida, sinuosa, como una raya fina marcando tu rostro serio. Me gusta tu cabello blanco, raramente despeinado, aún en las tibias mañanas que nos desperezamos abrazados. Me gusta tu dulce encanto hecho ternura, escondido bajo esa apariencia de señor hecho y derecho y que sin embargo, a veces, sale el niño travieso que todavía llevas dentro.
Me gustas, sobre todo cuando dices que me amas, con el tono sincero y los ojos radiantes, volviendo el adolescente que se estrena al primer incipiente amor. Me gusta tu cuerpo, ligeramente bronceado, sobre la arena dorada de La Concha en cualquier tarde de verano. Me gustan tus besos ardientes de eterno enamorado, tus dotes de amante vigoroso, que jamás se cansa de explorar mi cuerpo enamorado.Me gusta tu sabor íntimo e intenso a menta y chocolate, tus jugosos juegos sexuales y tu imaginación cuando te atreves a poseerme sin condiciones ni excusas. Me gusta la ilusión que pones en cada gesto, en cada caricia, en cada palabra y esas conversaciones, que hemos hecho tan nuestras y que se alargan hasta la madrugada. Me gusta verte dormir, velar tu descanso de hombre que no se rinde, dispuesto a seguir aprendiendo a vivir intensamente.
Me gusta observarte cuando no lo notas, mirarte cuando lees y como levantas los ojos azules, como cristales lumisosos, para sonreirme y hacerme un guiño.
Me gusta quererte con tranquilidad, tal como me has enseñado, me gusta amarte en lo prohibido, me gusta nuestro amor escondido, cladestino, valiente, desafiante... Me gusta adorarte, amor, amante.