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martes, 25 de marzo de 2014

A GUASAPEAR TOCAN

     Ya no están de moda las palabras. Cada vez se utilizan menos. Lo curioso es que la gente se empeña en estudiar idiomas, que sólo se practican en la hora de clase.
     Algunos también se empeñan en gritar que estamos en la era de la comunicación, pero otros pensamos que cada vez estamos más cerca de volver a comunicarnos por gruñidos, siguiendo en ejemplo de nuestros ancestros encorvados y peludos, aquellos que habitaban las cuevas.
     Ahora lo que mola mazo es guasapear. ¿Quién se habrá inventado semejante palabreja? Los americanos, seguro. ¿Alguien sabe si la raíz de "guasapear" es "guasa"? Guasa no le falta, la verdad. Según dicen los entendidos en esto del famoso guasapeo, es el no va más de la comunicación, ha dado con todo lo anterior, los mensajes de móvil, que hasta hace cuatro días eran una bomba, ya están anticuados. Ya no hay correo electrónico, ni facebook que merezcan la pena y al teléfono fijo le quedan dos telediarios, al paso que vamos. Todo empezó años ha, cuando las cartas, aquellos papeles de colores en el mejor de los casos, decorados con flores, en sus versiones más cursis e incluso con brillantina, que te la llevabas puesta a las primeras de cambio, dejaron hueco libre en nuestros buzones a las aburridas cartas del banco y a las siniestras facturas. Ahora los papeles de colores son los de la publicidad, que nadie lee.
     Todavía se atreven a asegurar que el invento ha revolucionado la comunicación mundial. Pero eso de la comunicación ¿no era un artilugio invisible que se utilizaba para hablar y escribir mayoritariamente? Cada vez se escribe menos, bueno, no es del todo correcto, ahora ya no se dice escribir, se dice guasapear, pero lo que si es cierto, es que cada día se guasapea peor. Para la mayoría, sobre todo la gente joven, que son el futuro de todo ya no existen ni uves  ni bes, ni aches ni jotas, ni comas ni puntos. Sólo proliferan abreviaturas, pero también las de nueva generación, las de toda la vida, esas han pasado a la historia.
     Total que ya no se habla de nada en ningún sitio. Ni siquiera se saluda al entrar en la sala de espera del centro de salud. Ahora lo que hay que hacer casi por obligación es entrar, sentarse y guasaperar. De no hacerlo, se corre el riesgo de que a uno le miren como si fuera un apestado.
     Los colegas quedan, se sientan a tomar unas cañas y inmediatamente guasapean, no se sabe muy bien si el guasapeo es entre los presentes, los que están por llegar o con los que ni siquiera han quedado. En definitiva, que el silencio es de velatorio. Para que nos vamos a engañar, esto va perdiendo vida. Nos estamos entregando al aislamiento y la soledad y como lo hemos elegido nosotros, pues ¡hala, viva la pepa!
     Que para el próximo curso, los escolares se despidan del recreo, que digo yo que para estar sentados en un banco en el patio en completo silencio, mejor se quedan en clase, sin pasar frío y sin los profesores, a ver si se oye algo de bullicio en las aulas.
     Esto degenera por momentos.
     Ya acabo, ya. Anda que te veo con cara de querer guasapear. Pues nada, que lo guasapees bien.