En vuestro honor he escrito este soneto
para evocar tantos años hermosos,
entre tizas. recreos bulliciosos,
croquis y algún libraco mamotreto.
Superando el teorema del cateto,
sorteamos problemas ingeniosos,
comentarios de texto salerosos
y frases de predicado y sujeto.
Avanzamos, buscando otro refugio
nos separan treinta y cinco años suaves
de la entrañable gruta del colegio.
Plácidos recuerdos de viejas naves,
instantáneas llenas de sortilegio...
Caminamos hacia nuevos enclaves.