Se presentó el día casi con el esplendor del verano tardío.
Primer encuentro en el recinto "sacrilegiado". Tenemos una edad, en la que no admitimos demasiadas creencias religiosas, pero nos parece una blasfemia el descarado barrido que le han dado a la antigua capilla del colegio, antes Ursulinas, ahora Urkide. Hasta el nombre me suena extraño. Debe ser que estoy en la edad de las nostalgias. Me atrevo a decir que en la actualidad es una estancia comodín, que lo mismo hace las veces de sala de conferencias, como que se improvisa una misa. Porque Dios está en todos los sitios. Asi que el lugar parece más propio para darle a la de sin hueso sin parar. Saludos, sonrisas, risas, cuchicheos, conversaciones.
Más tarde llegaron los saludos abiertos, los besos sonoros, los abrazos sinceros, las sonrisas delirantes, la excitación ilusionada por el reencuentro, las caras olvidadas, la prisa por querer hablar todas a una, la algarabia que es tan propia de este nuestro grupo, las fotos para dejar constancia del nuevo reencuentro... la comida, el baile, las sorpresas... Ningún grupo como el nuestro... Ningunas organizadoras como Pepa, Marian Hierro y Marian Salazar, que cavilan, idean, planean, plasman y nos empujan a vivir una jornada especialmente feliz y larga, pero que pasa en un suspiro. Nada ni nadie puede empañar el goce del encuentro, que se alarga hasta la cena y que este año fue un poco más allá y nos llevó a un numeroso grupo hasta casa de Carola. Nos costaba poner fin a tanto desenfreno de felicidad.
Algo más que una estupenda organización tiene que tener este grupo para que lo que se unió hace diez años, cuando celebramos los 25 años de la salida del colegio, no haya desaparecido, ni siquiera se haya enfriado. Algunas pensaréis que son los aires que soplaron en el 62. Puede ser que 1962 fuera el mejor año del siglo y que naciera gente diferente y especialmente buena y las que somos, entre ellas me incluyo, algo más viejunas, nos hayamos contagiado de vuestro ,buen fario. Lo cierto es que, siempre gracias a Pepa y a las Marian, hemos creado un grupo auténtico, singular y especial, cuyos lazos parecen irrompibles. Ahora nos une un chat, también idea de Pepa y las Marian que nos acerca en la distancia: Sevilla, Huelva, Madrid, Donosti, Navarra, Bizcaia, León, La Rioja, parece que estuvieran formando parte del salón de cada una de nosotras. Nos sentimos cercanas, unidas, amigas, incluso de aquellas con las que no tuvimos casi roce en tiempos estudiantiles. Pepa y las Marian han logrado que seamos Amigas todas de todas. ¡Qué palabra tan grande! AMIGAS. Gracias a las organizadoras que nos han sabido unir como quizá ninguna otra hubiéramos sido capaces de hacerlo.
Fue Begoña Azpiazu la que dijo en el chat que cuando estaba en el colegio no supo apreciar la gente maravillosa que ahora encontraba en el chat. Si te sirve de consuelo, yo tampoco, Bego. Entonces eramos un grupo grande de niñatas, divididas en muchos subgrupos. Creíamos que nos separaban muchas cosas: ideas políticas, barrios, economías diferentes de los padres, ambientes... Ahora, superadas esas menudencias, nos unen los años, la vida y sus problemas. Entonces sólo nos preocupaban los exámenes, los novietes, el no entender los problemas de ecuaciones, o diferenciar los ácidos de los hidróxidos, no memorizar las tablas o las reglas de ortografía. No pagábamos hipoteca, estábamos a años luz de saber lo que cuesta ganar un sueldo, llevar una casa o sufrir con los problemas de los hijos o asumir las enfermedades, la pérdida de los padres... Ahora somos distintas, Bego. Somos mejores porque hemos crecido, nos hemos hecho más personas, somos mujeres, de alguna manera todas hemos triunfado. Somos humanas, muy alegres y positivas... Muy, muy majas. Con buen sentido del humor, con ganas de pasarlo bien... Y sobre todo somos TODAS AMIGAS y por si esto fuera poco, nos une también Emilio, que es nuestra mascota, lo que la cabra es para la legión.