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lunes, 14 de diciembre de 2020
LA BOLSA
martes, 10 de noviembre de 2020
SOSEGADA
Sosegada, mantenía la mirada sosegada. En las últimas semanas, experimentó un empeoramiento apreciable a simple vista. Ella, que tantas veces manifestó que la vida era un devenir entre incontables alegrías y algunos llantos, permanecía inerte, mientras que sus pequeños ojos dejaban escapar lágrimas de dolor. Ella, que aseguraba que para vivir la vida a tope, tan solo era preciso sonreír de continuo, ahora se arrastraba en un rictus sombrío, próximo a una mueca de dolor persistente. Ausente subsistía su sonrisa suave.
Sosegada, observaba el movimiento callejero. Los ojos imperturbables, no se fijaban en nada. Remotas las ideas que se negaban a navegar por su mente.
Sosegada, se dejaba experimentar inútilmente, entregando el cuerpo macilento, ese mismo que antaño fue vigoroso, activo y vivo, sobre todo vivo.
Resignada, esperaba la llegada del futuro incierto, que abarcaba únicamente al minuto siguiente, a la próxima tarde oscura, a la noche eterna, al sueño perpetuo, sin albergar la esperanza de que pudiera acontecer algo extraordinario.
Suspiraba de tanto en tanto, sumisa, casi plácida, susurrando oraciones, las que aprendió siendo niña y a cuyas letanías se aferraba, asegurándose la salvación divina. A veces, dirigía la mirada trémula a los rostros compañeros y opacos y en silencio agradecía su paciencia infinita.
Sosegada fue su última mirada.
Inapreciable percibieron su último suspiro.
Irreconocible, su último guiño de pasiva esperanza.
Sosegada, emprendió el último viaje.
Increíblemente fuerte resultó su último apretón de manos.
Sorprendentes, sus últimas palabras: gratitud a manos llenas.
En un arranque solidario, por otorgarle el don de la partida digna, suplicaron al hacedor de la vida que desconectase su último aliento de energía.
Aunque le faltaban fuerzas para partir en soledad, se fue en paz. Después, solo el roce de la muerte, la tibieza de la ingrata despedida y la calma de verla marchar con la dignidad de una reina.
DEDICADO A TODOS LOS QUE HEMOS PERDIDO A SERES QUERIDOS.
martes, 13 de octubre de 2020
A FAVOR DEL 13
Con no poco resentimiento y cierta maledicencia, existe a nivel mundial una agobiante y maldita persecución del 13. Éste pobre número, avocado al desastre perpetuo, cuenta con una historia intrínseca, demoledora y catastrófica. Intentaré mostrar su buena cara, así como su bondadosa naturaleza.
El viernes 13 presagia desde tiempos remotos mal augurio entre los occidentales, actualmente esa mala suerte ronronea por todo el mundo. El martes 13 también tiene muy mala prensa. Por ser Marte el dios romano de la guerra, se dice, se cuenta, se rumorea, que era martes y 13 cuando se produjo la confusión de lenguas en Babel. Parece ser que los días 13 poseen fuerte energía, pues antaño las hechiceras se reunían con el fin de usar la energía a su favor.
También se dice del 13 que es un número sagrado y que las personas nacidas en día 13 poseen la capacidad de cambiar algunos aspectos de su vida con más facilidad que los nacidos en otras fechas y que estos cambios son más positivos que negativos. ¡Menos mal que el 13 posee algo enriquecedor!
En muchos hoteles de todo el mundo se niegan a nominar el piso 13 como tal, designándolo doce más uno. ¡Cómo si la fatalidad o la dicha fueran tontas! ¿Quién se cree que con solo omitir el nombre del maléfico numerito el augurio va a resultar positivo? El piso 13 o la habitación 13 pueden tener todos los hados a favor o en contra toda la hechicería mundial, lo denominen como se les antoje a los supersticiosos de turno, que pueden reventarse los bolsillos, portando patas de conejo, tréboles de cuatro hojas, herraduras, elefantes con la trompa hacia arriba o cristales. (Alguno de estos me llevo, por aquello de que habelas, hailas)
Pero lo cierto es que existen infinidad de motivos para ensalzar al 13, a saber:
El 13 de enero de 1969, los Beatles lanzaron su "yellow Submarine", siendo por añadidura el color amarillo de mal presagio para los que se dedican al artisteo.
El 13 de marzo de 1781, un tal William Herschel, descubre Urano, favor que les hizo a los estudiosos del zodiaco y su relación con los planetas.
El 13 de mayo de 1888 se prohibió la esclavitud en Brasil.
El 13 de agosto de 3114 a.C, da comienzo el calendario maya (el horóscopo maya es una maravilla); ¿Sería de verdad un 13 de agosto?
También un 13 de agosto pero de 1899, nació Alfred Hitchoock para fortuna de todos los amantes del cine de suspense, entre las que me encuentro. Además debutó como director con una película cuyo título fue "Número 13". Este estreno estuvo gafado desde el principio y pasó sin pena ni gloria. Una de cal y otra de arena.
El 13 de octubre de 1582, el papa Gregorio XIII, decretó el calendario gregoriano en sustitución del juliano. El juliano tenían algún minuto más cada año, que se iba acumulando con el paso del tiempo.
Un martes 13 de 1900, Reino Unido y Francia, limitan la jornada laboral a once horas y en España, en la misma fecha, las Cortes Generales, regularon el trabajo de mujeres y niños.
Un martes 13 de 1938 en España se crea la ONCE.
Un martes 13 de 1983, en Argentina, Raúl Alfonsín, anuncia el decreto por el cual se procesa a los militares de la dictadura.
En 1930, también en día 13 nació el ratón más famoso del mundo: Mickey Mousse.
Creo que tanto 13 bueno merece un sincero reconocimiento y un gran aplauso.
Martes y Trece, abreviatura de Josema Yuste, Millán Salcedo y Fernando Conde, nos impusieron el decretazo de la carcajada hasta el desternillamiento a cuenta de Encarna de Mostoles y la empanadilla.
El miedo al 13 tiene nombre y da miedo pronunciarlo, por el atragantamiento que se puede sufrir y el ahogo posterior, de lo largo que es. ¡Ahí va!: Triscaidecafobia. También tiene nombre el miedo al viernes 13, ¡cómo no! Parascevedecatriafobia. ¿Cómo te quedas? Lo dicho, contento si no te has hecho un nudo con la lengua.
Los expertos aseguran que el pavor incontrolado al 13 tiene un significado religioso (la religión siempre dando por el saco). No en vano, 13 fueron los invitados de la Última Cena, siendo el invitado número 13 Judas, también llamado el traidor. Jesucristo fue crucificado un viernes, que algunos aseguran que fue 13 también.
Conmemoraciones importantes se celebran en día 13, como el 13 de febrero que se celebra el Día Mundial de la Radio. también en esta fecha se celebra el Día Internacional del soltero. Esto es simplemente curioso.
El 13 de abril es el día internacional del beso.
El 13 de junio es el día europeo para la prevención del cáncer de piel.
El 13 de julio es el día internacional del Rock.
El 13 de agosto es el día internacional del zurdo, que en épocas anteriores se creía que estás personas portaban mala suerte.
El 13 de octubre es el día internacional para la reducción de los desastres y también se celebra el día mundial de la vista, (Santa Lucia, patrona de los ciegos, es el 13 de diciembre).
Vamos con un poco más de historia...
Corría el año 1813 y el 28 de enero, en Inglaterra, se publica "Orgullo y prejuicio", obra que cuenta con numerosas ediciones, con varias versiones de películas, series televisivas y algún musical.
Además, el 13 de junio de 1813, José Bonaparte abandona definitivamente España. ¿Cómo le sentaría esto a la Marquesa de Montehermoso? Por entonces se cantaba: "La Montehermoso tiene un tintero donde moja su pluma, José Primero", en alusión a los amoríos que mantuvieron. (Me encantan estos cotilleos, pero volvamos a la revolución). El 21 de junio de ese mismo año, en el marco de la Guerra de la Independencia, se libera la Batalla de Vitoria, dándoles por ahí a los gabachos. Y el 30 de octubre, en Pamplona, capitulan las tropas francesas y acaba la guerra de la Independencia española. Sin lugar a dudas, un año muy movido.
El 15 de enero de 1913, entre Nueva York y Berlín se realiza la primera transmisión telefónica sin hilos.
El 17 de febrero de 1913, en un teatro de Nueva York, Edison (el de la bombilla), realiza la primera prueba del cine sonoro, colocando un fonógrafo detrás de la pantalla.
El 3 de marzo de 1913, miles de mujeres en Washington, se manifiestan a favor del sufragio femenino.
El primero de abril de 1913 se estrena en el Casino Municipal de Niza "La vida breve", ópera de Manuel de Falla.
El 13 de agosto de 1913, Harry Brearley, que dicho así a muy pocos les sonará, inventa el acero inoxidable, que ha favorecido a los electrodomésticos, a la industria de la automoción y a la de la construcción entre otras.
Para terminar esta andadura a favor del 13, el 16 de mayo de 2013 Wikipedia en español alcanzó el millón de artículos.
Resulta curioso que todos los años haya como mínimo un viernes 13 y como máximo tres. La culpa de que en un mes haya un viernes 13, la tiene el domingo, que ya de por sí es bastante cenizo porque el fin de semana siempre se acaba en domingo. Si, como digo, un mes tiene un viernes 13, el 1 de ese mes siempre será el pobre domingo.
Dicho todo esto, honestamente creo que podemos quitarle un poco de esa pátina verdosa y trasnochada al 13 y otorgarle el beneficio de la duda. Un martes o viernes 13 no tiene que ser mejor ni peor que cualquier otro día del calendario, todo depende del optimismo con que pertrechemos cada nuevo amanecer.
miércoles, 23 de septiembre de 2020
¡CHINCHÍN, MARCOS!
Adela observó el paisaje del pantano de Ullibarri-Gamboa. La niebla espesa le otorgaba un aspecto lunar de quietud sobrecogedora. Era un frío amanecer de finales de marzo. A través del ventanal se sintió levemente protegida por fuerzas invisibles que permanecían paralizadas en la inmovilidad confusa. El terror le acompañaba, enfermizo e incorpóreo, en el interior de la casa. Por segunda vez, se sirvió una generosa dosis de brandy. No le era grato al paladar pero como aseguraba Marcos, infundía valor en ocasiones especiales. Convencida de que ésta resultaba una oportunidad excelente, paladeó el licor a sorbos lentos. La primera copa, llegó al estómago calentando los músculos tras una trepidante carrera abrasadora por el esófago. Le seguían ardiendo las entrañas pero quince minutos después, se atrevió con la segunda y al rato, hubo una tercera copa. A cada sorbo sentía náuseas. Media hora después, fregó la copa despacio, mimando el vidrio. Solo entonces se percató de que Marcos las compró en un chino. Comenzó una llantina quejumbrosa y sintió un dolor inmenso en cada uno de sus huesos.
Sentado en el suelo de la cocina, con las piernas estiradas, la espalda apoyada en los azulejos y la cabeza un poco ladeada sobre el hombro derecho, Marcos le clavaba la mirada inquisidora, produciendo en Adela una confusión de rechazo y benevolencia. La actitud de Marcos se había vuelto pasiva, aunque seguía resultando amenazadora.
Titubeó con la copa limpia en la mano pero después de unos segundos, decidió depositarla en la alacena junto con la botella de brandy Carlos I Gran reserva, según se leía en la etiqueta. "¿Cuánto me habrá costado este mejunje?", se preguntó. Antes de cerrar la alacena bebió a gollete unos tragos más. Abrió el balcón de par en par. Sus movimientos lentos se centraron en la lejana carretera solitaria. La niebla aportaba un aspecto feroz a las aguas tranquilas y grises y a las casas vecinas, como habitadas por fantasmas.
Un movimiento a su espalda, le estremeció. Se trataba de Melocotón, que mimoso, le lamía las piernas y maullaba aterrado o así se lo pareció a Adela.
- Nunca más volverá a hacernos daño, corazón - aseguró tomando al gato entre sus brazos y meciéndolo como si fuera un bebé.
Marcos llegó a su vida dos años atrás, cuando ella había renunciado a la felicidad con un hombre. Tan poco agraciada se sentía, que no concebía la idea de vivir un amor intenso más que en sueños. Había disfrutado de algunas experiencias, nada serio o más bien, nada importante. O tal vez su madre tuviese razón. Solía decirle que era demasiado vulgar con los hombres, enamoradiza, vulnerable, frágil.
- A los hombres hay que ponerles las cosas difíciles, hija, de lo contrario se te suben a la chepa.
La llegada de Marcos fue distinta y representó un antes y un después. Lo hizo con la premura de un beso solapado, envuelto en su sonrisa abierta, con los dientes blancos y los ojos verdes y grandes, con la cabeza muy bien amueblada y con claridad de ideas. A Adela le pareció un hombre magnífico en toda su extensión. Y le recibió con los brazos abiertos, con el deseo enamorado y la ilusión renacida. Él, conocedor de que su físico le abría de par en par las puertas que quisiera, se dejo seducir, aunque primero aseguró que buscaba trabajo de cualquier cosa. En un pueblo siempre hay labores más propias de hombres que de mujeres y con la certeza de poder hacerle un tremendo favor, Adela le contrató a cambio de comida y cama, que era lo que él andaba buscando.
Un atardecer perdido en el tiempo de la desidia, apareció en el zaguán, sudoroso, con la camisa de cuadros desabrochada y remangada, mostrando el torso bronceado y con un brillo especial en la mirada. Se sentó junto a Adela, que cosía. De inmediato abandonó la labor y se entregó a su mirada cálida.
- Comienza a refrescar - aseguró ella sin poder apartar sus ojos de los inmensos e inconmensurables de Marcos.
Él rodeó el cuerpo de la mujer, haciéndole sentir el calor y con suma delicadeza atrajo su cuerpo tembloroso hacia su pecho. Adela sintió el sudor, la fuerza, el vigor y la hombría. Sus manos paladearon un regusto de serenidad y la felicidad que sintió en aquel momento, le anunció que se estaba enamorando. Todo en Marcos rezumaba sensualidad.
- Te protegeré, te cuidaré, guiaré tus pasos. Tus ojos serán mis ojos, me beberé tus palabras y te comeré a besos... - hizo una breve pausa y antes de besarle con liviana delicadeza, añadió -: si me dejas amarte.
En aquellos momentos el mundo se paró a sus pies y tuvo el más goloso de los orgasmos.
- ¡Qué cosas tan bonitas dices! - acertó a tartamudear.
- Es este lugar de ensueño... junto a ti - concluyó perdida la mirada en las aguas del pantano.
Aquella misma noche se poseyeron, se amaron, se comprometieron y se juraron amor eterno, goteando sensiblería. Tres meses después de aquel atardecer tórrido de amor contrajeron matrimonio.
¿Por qué siempre se enamoraba de hombres que le prometían el oro y el moro? ¿Qué poder recóndito ocultaban ellos y la obligaba a volverse tonta de remate? ¿Por qué se abría de piernas con el primer cantamañanas que le sonreía tres veces seguidas? ¿Era necesario comportarse como una ramera para arrastrar a un buen hombre hasta su lecho? Durante el tiempo interminable que duró el matrimonio, se preguntó repetidas veces éstas y otras cuestiones similares.
El amor y la protección duraron apenas un suspiro. El encanto de Marcos se derrumbó de golpe como causado por una explosión violenta. Arrastró y arrasó sus sueños, le rompió las ilusiones, se desvanecieron las esperanzas. Se pertrechó el pánico en todos los poros de la piel de Adela. Los gritos enfurecidos, los insultos vocingleros y los golpes se hicieron cotidianos. Pronto las maneras se volvieron toscas, las sonrisas fueron sustituidas por gruñidos de inconformismo, la galantería dio paso a palabras soeces, los insultos se hicieron cotidianos. El verde de su mirada se transformó de la noche a la mañana en oscuridad latente. Las palizas, llegaron sin avisar pero siempre con la afirmación de que no le quedaba más remedio de darle una buena tunda para enseñarle respeto y devoción. Mientras le zurraba, aseguraba sentirlo mucho, porque si había una cosa que le quedaba clara a Adela, era que Marcos continuaba amándola con locura. Con este certero mensaje, se auto convenció que merecía casi a diario una buena somanta.
Y con esa ponzoñosa manera de amar, habían pasado algo más de dos agónicos y tediosos años. A veces le costaba levantarse, dolorida y marcada, se negaba a ser vista. Dejo de relacionarse con los vecinos, dejo las charlas de media tarde, aparcó la misa de los domingos. Se sintió dominada, sola, despreciada, inútil y lo peor de todo, se sintió culpable y merecedora de los golpes. En esas dolientes mañanas, Marcos le cuidaba, con mimo, le curaba las heridas, la amaba con delirio, le besaba como los primeros días y ella callaba y perdonaba. A los dos o tres días, casi sin aviso ni acuse de recibo, llegaba otra torta a destiempo, en el mejor de los casos o en el peor, otra paliza. Y así un día tras otro.
Hacía poco más de tres semanas que le sorprendió propinando una patada a Melocotón, que huyó con la misma rapidez que si se hubiera topado con el mismísimo diablo. Le extrañaba que a veces el minino cojeara, mientras Marcos aseguraba que era demasiado viejo. Al descubrir la realidad, se desencadenó el desenlace.
.......................
Escuchó algo parecido a un crujido producido por los neumáticos del coche patrulla de la ertzaintza sobre la gravilla del camino que conducía a la casa. Le pareció que los funcionarios descendían del vehículo a cámara lenta. Los movimientos se hicieron imperceptibles mientras avanzaban hacia el porche. Escuchó el timbre de la puerta principal, como el aullido ahogado de un animal herido. Melocotón maulló.
- ¡Ya están aquí! - Adela sonrió a Marcos, dirigiéndole una mirada de soslayo. Marcos respondió con la mirada velada y tardía.
La llamada volvió a sonar con más insistencia. Adela se apresuró a abrir con el mínimo en brazos.
- Buenos días - saludaron los agentes.
La mujer ensayó un pucherete pero las lágrimas no acudieron.
- Está en la cocina - susurró, haciéndose a un lado.
Avanzaron tras Adela. Se arrodillaron junto al hombre y le tomaron el pulso.
- Señora, está muerto - anunció uno de ellos, sin dejar de observar el cadáver.
- Esa impresión me ha dado - añadió ella.
- ¿Qué ha ocurrido? - indagó el segundo ertzaina, poniéndose en pie. A Adela le pareció que había crecido desde que entró en la casa.
- No lo sé con exactitud. Llevaba un buen rato trasteando en la cocina, mientras yo me ocupaba de hacer la habitación en la planta de arriba. He escuchado un golpe seco. No pensé en que se hubiera hecho daño ni siquiera en que hubiera sufrido una caída. He tardado en bajar como unos quince minutos o tal vez más y lo he encontrado tumbado, sin sentido.
- ¿Ha tocado algo? - preguntó el primero. A Adela le dio la impresión de que quiso preguntar, "¿por qué le ha tocado?"
- Me he acercado y le he zarandeado con suavidad, claro. Sé que no tenía que haberlo hecho. Quiero decir, si ha sido un infarto, hubiera sido mejor no moverlo. Pero no lo he pensado, la verdad. Una nunca sabe qué hacer en estas situaciones. Me he asustado.
- Debería haber solicitado una ambulancia - aseguró uno de ellos.
- Me he puesto muy nerviosa - replicó. Le dio la impresión de que el agente le regañaba.
- ¿Sufría su marido del corazón?
- Tuvo una angina de pecho hace algo más de tres años - no estaba segura de que fuera cierto pero eso le contó Marcos en las primeras conversaciones. Con el tiempo comprobó que mentía con bastante facilidad -. Ahora estaba perfectamente pero el corazón no avisa, según dicen.
- Lo siento mucho, señora. Si hubiera llamado de inmediato a urgencias, tal vez... - el policía parecía querer disculparse -. En estos casos poco podemos hacer nosotros.
La mujer se mostró cabizbaja. A partir de entonces, toda la labor pertinente la ejecutaron ellos. Poco a poco la casa se fue llenando de diferentes expertos. Médico forense, más policía, algunos de paisano, otros de uniforme... Una ambulancia trasladó horas después el cadáver de Marcos al tanatorio de Gamarra.
La autopsia practicada despejó algunas dudas. Se encontró en su estómago cantidad suficiente de Ranolacina, medicamento para tratar la angina de pecho, como para matar a un elefante. Entre llantos y desvanecimientos, la viuda relató que él mismo se preparaba las medicinas y tomaba las dosis correspondientes. "Era muy responsable y meticuloso", agregó. También se encontraron restos de Claritromicina, antibiótico utilizado para tratar infecciones de las vías respiratorias, de la piel, el estómago o el intestino. Sobre estas dolencias, la viuda aseguró no conocer ninguna de esas enfermedades en su marido.
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Tras descubrir que Melocotón también sufría violencia por parte de Marcos, comenzó a barajar la posibilidad de deshacerse del opresor esposo. En un principio pensó en aniquilar a Marcos con raticida, dosificándoselo en pequeñas pero certeras cantidades en el café de la mañana y en el de la sobremesa y en el vino. Hacía poco que leyó un libro titulado "Raticida en el café", del cual tomó la idea. Lo desechó de inmediato. No pretendía que la condenasen durante equis años. Era una víctima, no una asesina. Después del raticida, se le ocurrió propinarle un certero golpe en la nuca con una merluza o una pata de cordero congeladas. Haría desaparecer el "arma" comiéndosela posteriormente. Enseguida decidió que le produciría repulsión y además con la envergadura de Marcos, lo de certero resultaría poco probable, así como arrastrarlo y hundirlo en el pantano, ya que se consideraba mujer de escasa fuerza. Fríamente meditó sobre la idea. En el remoto caso de lograr semejante proeza, el cuerpo volvería a la superficie más pronto que tarde. Marcos siempre fue muy tocapelotas, detalle que tardó demasiado tiempo en descubrir. Incluso después de muerto le jodería la vida. De lograr la hazaña, se abriría una investigación de la que sería mucho más difícil salir inmune. Necesitaba disfrutar de la vida, no pagar con cárcel la muerte de su nocivo esposo. Lo mejor sería utilizar las medicinas que guardaba en el botiquín, algunas ya pasadas de fecha, de las que tomaba su madre. Encontró una caja de Ranolacina, que debía ser para el corazón y otra llamada claritromicina, que recordó que era para el aparato respiratorio. Ni siquiera se molestó en leer los prospectos. Cualquier medicamento mezclado con alcohol y en grandes dosis, sería letal. Las trituró y las disolvió en el vino. Resultaron mortíferas en pocos días.
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- A partir de ahora seremos felices. No consentiré que ningún hombre malo nos haga daño. De ahora en adelante nadie será capaz de perturbar nuestra vida - se dirigió a Melocotón, que ajeno a los últimos acontecimientos ronroneaba a sus pies. Abrió la alacena, tomó una copa de las del chino y la botella de brandy. Los gustos de Marcos siempre fueron caros a partir del matrimonio, principalmente porque se costeaban con su dinero. Antes de casarse él le aseguró que lo de cada uno sería de los dos. Marcos llegó con lo puesto, así que poco aportó. Sin embargo, bien que se aplicó el cuento de que lo de su esposa era de él y solo para su disfrute. Se sirvió una generosa cantidad del Carlos I. - Después de todo me va a terminar gustando este brebaje - paladeó el licor y añadió en voz alta -: Ahora es mi tiempo, Marcos. Ha llegado tu hora. ¡Chinchín!
martes, 25 de agosto de 2020
EL HAMBRE CON HACHE
martes, 28 de julio de 2020
ATRACO PERFECTO
- Si se lo pido, nos ayudará - afirmó el guarda convencido.
- No las conozco muy bien porque he tenido pocas oportunidades. Soy tan tímido... - se disculpó.
No respondió pero tuvo una idea repentina. Puso el ventilador en marcha a la máxima velocidad. Acercó la primera caja de bolsas de plástico a la ventana. Al principio se precipitaron de una en una pero enseguida salieron en tropel, hinchándose como globos.
- Estoy preocupado. ¿Pasa algo?
- Exactamente eso es lo que he dicho.
- ¿Pero por qué?
- ¿Qué le digo a Palmira?
- ¿Le has contado algo a Palmira? - Mauro sintió de pronto un estremecimiento.
- No le he dicho nada.
- Le he dicho que no quería hablar del tema.
- ¿No le ha parecido extraño?
- No es de ésas.
Amanda se sobresaltó. Su cuerpo comenzó a temblar y se sintió febril pero al momento meditó sobre la idea de que parte de ese botín cayera en sus manos. Repentinamente recordó las palabras de su hija días atrás: "Un compañero de trabajo me ha contado que junto con un colega, va a realizar un trabajo que le va a llevar a la gloria. Se trata de un pobre infeliz, mamá. Le he sonsacado y enseguida me ha contado todo. Van a atracar el banco y aunque mi compañero será maniatado, como yo y otros empleados, sé que el tipo es el compinche del otro. También me ha dicho que se van a refugiar en Artagán. ¿Qué te parece? Escucha bien mamá. Ponte en viaje de inmediato y ocupas la única casa solariega que hay en el pueblo. El tipo me ha asegurado que van a esconderse en ella hasta que se olviden del asunto. Algo podrás inventarte cuando llegue el fulano. En principio llegará uno solo. Ese dinero tiene que ser nuestro".
.....................
- Fosco, apártate de ahí - ordenó con cariño.
El perro ladró un par de veces y meneó el rabo, mostrándose contento.
- Lo más sensato e inteligente será volver a Vitoria. ¿Quién va a pensar que el dinero vuelve al punto de partida? ¿Sabes, muchacho? Acontecimientos de este tipo son los que dan alegría a la vida - exclamó eufórica.
- Continua mamá - invitó la joven.
- Mamá, me estás poniendo nerviosa, Céntrate en los hechos.
- Perdona, cariño. Tienes razón. Nos perdimos. Es porque todas estas carreteruchas con paisajes tan pobres, me resultan iguales y me asquean. Para colmo se acabó la gasolina. ¡Cómo te lo cuento, querida! Me vi obligada a abandonar el CITROËN a unos tres kilómetros en dirección contraria. Quisieron los hados que nos encamináramos en la dirección correcta y no tuve problema para dar con la casa, de lo contrario, tal vez no me lo hubieras perdonado nunca - Palmira apretó la mano de su madre, haciéndole ver que no tenía reproche alguno -. El aspecto misterioso se me antojó divertido. A pesar de tus instrucciones, me consumían los nervios. Inspeccioné la casona. Subimos al trastero. Solo por el hecho de ver tantas bolsas de plástico, creo que será imposible volver a ver tantas juntas, la excitación me nubló el pensamiento. Mientras permanecíamos en el trastero, ocurrió lo inesperado. Todavía me espanta el recordarlo. Escuchamos el sonido de la campanilla. Tan solo pasaban unos minutos de las nueve de la mañana. Si, ¡ya lo sé! No hace falta que me lo digas, me asusté. Por si todo fuera poco, tuve que madrugar para realizar el viaje. No es que quiera echártelo en cara, querida hija, pero ya sabes que madrugar nunca me sentó bien. Te juro que no quise ponerme nerviosa, pero trasmití el miedo al pobre Fosco. Aunque es mucho más inteligente que yo, a ello llega cualquiera solo con mirarnos, a veces siento que asume mi personalidad. Mi temor era tal, que salió como alma que lleva el diablo. Sin saber a qué atenerme, bajé las escaleras tras él y al abrir la puerta, se lanzó sobre el caballero, como si fuera un amigo de toda la vida, le lamió la cara y se largó sin más. Fosco, eso no estuvo bien - regañó al perro -. El visitante, no salía de su asombro y reconoció haberse asustado bastante por el tamaño de Fosco. Se presentó como abogado de la familia Almanzor, que al parecer eran los dueños de la casona. Me soltó una perorata, que apenas comprendí. El hombre sudaba como un energúmeno. Hija te juro, que en aquel instante se me hundió el mundo y me olvidé por completo de las órdenes que me trasmitiste. No supe qué pintaba un abogado en ese pueblo de mala muerte. Fosco había desaparecido. A mi se me llevaban los demonios. Ya, ya sé, que los perros poseen el olfato muy desarrollado y pueden recorrer kilómetros y volver después a casa. Pero la tensión acumulada me hizo pensar que no volvería a verle porque era la primera vez que pasábamos por allí y que no habría olfato que le pusiera en el camino de vuelta - Fosco estiró el cuerpo, se irguió y lamió con frenesí el hombro de su ama. Ésta le correspondió con caricias -. El abogado debió imaginarse que era pariente de los dueños de la casa, dio por hecho que acababa de llegar de Argentina y que dispondría del uso de la casa por unos seis meses. Eso acrecentó un temor aun mayor, pues inmediatamente supuse que esa supuesta prima, llegaría de un momento a otro. ¿Cómo justificarme entonces? Se interesó por si todo era de mi agrado, agregando que se había encargado personalmente de ponerse en contacto con una empresa de limpieza, que en los próximos días dejarían impecable la casa. Cuando el hombre volvió al coche a por no sé que papeles, me dio por subir al trastero. No me preguntes porqué. Me sentía cada vez más nerviosa. Creo que sin querer puse en funcionamiento el ventilador. Como consecuencia, las bolsas de plástico se hincharon y acertaron a colarse por la ventana. Desde abajo, al pobre abogado le debieron parecer figuras espectrales y digo yo, que ésta sería la causa del perrendengue que le dio al pobre. Otra explicación no cabe. Pasados unos minutos interminables, conseguí parar el aparato y al asomarme a la ventana, descubrí el cuerpo del abogado inmóvil sobre el capó del coche. No quieras saber cómo logré bajar, porque no lo puedo explicar. Me temblaba de pies a cabeza. Le tomé el pulso y el pánico se apoderó de mi. ¡El tipo estaba muerto! ¿Te lo puedes creer? ¡Palmó de la impresión! ¿Qué hacer en un momento así? Sin tus noticias, Fosco por ahí, desaparecido y yo con un muerto en un pueblo deshabitado - propinó al perrazo un azote en el lomo. Se sentía rabiosa.
- Déjalo mamá. Lo has hecho estupendamente. Ha sido un buen golpe - Palmira sonrió complacida -. Me doy por satisfecha. Me siento muy orgullosa de ti. ¿Quién no ha soñado en convertirse en millonario de la noche a la mañana? Estoy segura que la policía indagará y llegará a conclusiones óptimas para nuestros intereses. Me siento capaz de apostar la cabeza de Fosco a que sus pesquisas serán erróneas, aunque eso solo lo sabremos tú y yo. Sucesos de este tipo solo se resuelven en las películas - Fosco optó por lamerse el hocico después de abrir la bocaza -. Todo pinta a nuestro favor. Jamás nos pescarán. ¡Somos ricas, Fosco! - acarició al perro - ¡Inmensamente ricas! Otra cosa, ¿cómo has hecho el viaje de vuelta?
- En el cochazo del pobre abogado. He tenido la precaución de abandonarlo lejos del hotel.
- Eres formidable, mamá.
Para Mauro, la vieja de la casona se ha convertido en una terrible obsesión. La policía está totalmente convencida de que es invención del sujeto. Braulio prácticamente no habla, hace tiempo que ha dejado de insistir que no sabe nada del dinero. Continúa profundamente enamorado de Palmira. Lo único que le ayuda a mantenerse vivo es pensar que en cuanto salga comenzará la búsqueda. Está convencido de que ella también sentía algo profundo por él y que su amor tiene grandes posibilidades de triunfar.
Ambos atracadores siguen persistiendo en su inocencia, se están volviendo locos y pronto ingresarán en un psiquiátrico...